El Gobierno se opondrá a la opa húngara sobre Talgo al sospechar que Rusia está detrás
- Óscar Puente asegura que el Ejecutivo “hará todo lo posible” para evitar la operación
- La conexión rusa en la OPA de Talgo: la sombra de Putin se extiende sobre el fabricante español
El Gobierno “hará todo lo posible” para rechazar la oferta pública de adquisición (opa) del grupo inversor húngaro Magyar Vagon (Ganz-MaVag) para hacerse con el 100% del capital de Talgo. Así lo ha admitido fuera de micrófonos el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, en el marco del II Congreso de Movilidad Inteligente y Sostenibilidad organizado por el Grupo Prensa Ibérica. Un posicionamiento que responde a las sospechas de que detrás de la oferta húngara hay inversores rusos o, incluso, el propio Ejecutivo de Vladimir Putin.
La oposición del Gobierno sale a la luz después de que el consorcio húngaro haya llegado a un acuerdo con prácticamente todos los bancos que tienen préstamos con Talgo. Estos créditos incluyen una cláusula para adelantar la devolución de las deudas prestadas en caso de producirse un cambio en el control de la compañía, en caso de considerar que los nuevos propietarios no tenían la solvencia adecuada. No en vano, se espera que el consorcio Ganz-MaVag, integrado en un 55% por Magyar Vagon y el 45% por el fondo estatal húngaro Corvinus, vinculado, por tanto, al Ejecutivo de Viktor Orbán, presente su oferta en horas.
En noviembre Talgo admitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que un inversor húngaro estaba interesado en el grupo que dirige Gonzalo Urquijo para presentar una oferta en el entorno de los 5 euros. El fabricante de ferrocarriles sube en bolsa este miércoles a las 13:50 un 5%, hasta los 4,40 euros, lo que arroja una capitalización de 557 millones de euros.
Las palabras, no públicas pero refrendadas en fuentes gubernamentales, de Puente ratifican la pretensión del Gobierno de supervisar activamente la opa sobre el fabricante de trenes español. La semana pasada el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ya aseguró que se trata de “una empresa estratégica para España, y si se dan los permisos, será con pleno convencimiento de que se mantiene un control estratégico”. El máximo responsable de la industria española afirmó que la entrada del grupo húngaro está “en pleno proceso de negociación”, pero una compañía como Talgo es “empresa estratégica” “y evidentemente se analiza muy bien quiénes son los inversores”, aseguró, en unas declaraciones recogidas por Servimedia.
Respecto a la posible activación del llamado ‘escudo antiopas’, Hereu señaló que “es evidente que el Gobierno siempre tiene la potestad de decidir si es o no de interés estratégico“. Tras catalogar a la industria ferroviaria como “una de las estratégicas del país”, defendió que si el Ejecutivo otorga su beneplácito a la operación, “será con el pleno convencimiento de que se mantiene un control estratégico”.
Ahora Puente ha revelado que la presencia en la sombra de Rusia propicia que el Gobierno de Pedro Sánchez “hará todo lo posible” para que la opa no tenga éxito. Quiere evitar a toda costa que la sombra de Vladimir Putin se extienda sobre una compañía que, como dijo Hereu, es “estratégica” para España. Además de que el primer acercamiento a la empresa española llegó del fabricante ferroviario DJJ, que hasta 2022 estaba controlado por capital ruso —tras la invasión de Ucrania pasó a manos de la húngara Magyar Vagon—, las conexiones de la oferta húngara con Moscú no quedan ahí. Detrás de la opa hay varios directivos estrechamente ligados al Gobierno de Viktor Orban, que no ha dudado en defender en varias ocasiones públicamente a Putin, y la oferta está respaldada además por el fondo estatal Corvinus, que ignoró las sanciones para apoyar al banco ruso International Investment Bank (IIB).
Para demostrar al Gobierno que la operación húngara sólo tiene un carácter industrial y no político, el holding Magyar Vagon se habría comprometido con el consejo de administración de Talgo a mantener la titularidad española de la compañía, así como a garantizar que la sede y la dirección de la compañía continúen en territorio nacional.
Estas intenciones las desveló el pasado noviembre el presidente de la compañía, Carlos María de Palacio y Oriol, en una carta enviada a sus empleados, tras hacerse público el interés de Magyar Vagon por adquirir la totalidad de sus acciones. En aquella misiva, Palacio se comprometió a que la operación mantendría en España “la sede, el centro de decisión, así como los centros de trabajo (…), y lo que es más importante, el equipo humano”.
Entonces también garantizó el mantenimiento de las fábricas de Las Matas (Madrid) y Rivabellosa (Álava), así como su carga de trabajo, dada la sucesión de grandes contratos que tiene firmados Talgo y que requieren de ampliar su capacidad industrial para no retrasar aún más las entregas. “Aquí está nuestro origen y aquí está nuestro futuro”, sentenció entonces.
Los inversores húngaros llevan al menos desde noviembre perfilando su oferta sobre Talgo. El último escollo que han librado es el de la banca. Tras recibir una advertencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que debían lograr el visto bueno de los bancos, se pusieron manos a la obra con sus asesores, Garrigues y Lazard, para convencer a todos y cada uno de los bancos con los que Talgo operaba.
En los últimos días, los comités de riesgos de las últimas entidades financieras que quedaban pendientes han dado su visto bueno a la entrada del grupo magiar en el accionariado, lo que les da vía libre para presentar su propuesta de compra al regulador bancario. Este próximo paso, que podría concretarse en los próximos días a falta de que se resuelvan unos detalles técnicos, también está a la espera de que Talgo convoque a su Consejo de Administración.
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