Talgo, una opa bajo sospecha
El Ejecutivo activará el escudo antiopas al sospechar que detrás de la oferta húngara hay inversores rusos
El Gobierno “hará todo lo posible” para rechazar la opa del grupo inversor húngaro Magyar Vagon (Ganz-MaVag) por Talgo. Así lo ha admitido el ministro de Transportes, Óscar Puente. Esta oposición frontal del Ejecutivo sale a la luz después de que el consorcio húngaro hubiera llegado a un acuerdo con prácticamente todos los bancos que tienen préstamos con Talgo, lo que era fundamental para la opa. Pero el rechazo del Ejecutivo deja herida de muerte una operación de la que el Gobierno recelaba desde que se conoció el interés por el fabricante español. La razón de ello reside en que el fondo estatal húngaro Corvinus tiene una participación del 45% en el grupo inversor. Esto deja patente que el propio Estado húngaro está detrás de la operación. Un país que preside Viktor Orbán y que mantiene buenas relaciones con Vladimir Putin.
Para el Gobierno la sintonía entre ambos dirigentes aumentaba el riesgo de que la tecnología exclusiva de Talgo de rodadura desplazable con la que los trenes se pueden adaptar a cualquier ancho de vía terminara en manos de Rusia. Esto llevó al Ejecutivo a considerar a Talgo una empresa estratégica, lo que permitirá a Moncloa activar el escudo antiopas para frenar cualquier compra por parte de una sociedad extranjera. Más allá de las sospechas de que detrás de la oferta húngara haya inversores rusos o, incluso, el propio Vladimir Putin, la realidad es que Magyar Vagon es una empresa húngara y, por lo tanto, perteneciente a la UE, no se conocen pruebas fehacientes del vínculo económico entre los Magyar Vagon y el Gobierno ruso. Resulta sorprendente que el Ejecutivo español tome una decisión basada en meras sospechas ó vínculos amistosos y frustre la llegada de un comprador para Talgo.
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